El mal de ojo es quizá, la enfermedad ante la cual la población desarrolla el mayor número de medidas preventivas. ¿Quién lo provoca, cómo se y cómo evitarlo?
Al mal de ojo lo pueden ocasionar personas del entorno del afectado, en algunos casos de una manera involuntaria, con la mirada o algún sentimiento de admiración o envidia. Se cree que la mirada «fuerte» o «cargada» de algunas personas, puede dañar a otros. En algunas culturas, se teme más a la mirada de los extraños.
El aojamiento afecta principalmente a los más débiles y vulnerables de la sociedad, por este orden: lactantes, niños de corta edad, muchachas jóvenes, mujeres ancianas, aunque también el resto de la población, hombres de todas las edades y mujeres adultas, pueden sufrir los embates del ‘mal’.
La creencia marca que cualquiera puede padecer el mal de ojo, ya que todos son objeto de envidia: los animales de la casa, vegetales e incluso los negocios, tierras de cultivo, embarcaciones y cualquier objeto inanimado en los que se puede manifestar el daño.
Si hay enfermedades, muertes repentinas, malas rachas o catástrofes, pueden ser atribuidas a este mal.
Existen 3 clases diferentes: el «OJO BOBO», porque quien lo padece entra en una especie de “limbo”. Luego está el «OJO SECADOR», donde la víctima adelgaza sin control y el más peligroso: no tiene un nombre especial, pero se dice que al niño se le ha reventado la «hiel» y vomita una sustancia verde; si no recibe una cura rápida y adecuada, puede morir en menos de 24 horas, según la creencia popular.
Síntomas típicos del mal de ojo
Provoca un mal estado general, con pérdida de la vitalidad, falta de apetito y de fuerza, tristeza, llanto sin causa aparente. La persona se siente cansada, desanimada, amodorrada, se va debilitando con el paso de los días, adelgaza, palidece y presenta trastornos del sueño. Pero es allí cuando una madre, tía o abuela perciben el mal de ojo y tratan de curarlo.
Remedios para curar el mal de ojo
Generalmente se apela a la experiencia de brujas-os, que realizan diferentes rituales. Por ejemplo, se vierte aceite sobre un mechón de pelo de la víctima, que se sujeta sobre un vaso de agua: si la persona tiene «mal de ojo», el aceite se mezcla con el agua. Para curarla, se debe repetir la acción a la vez que se pronuncia una oración secreta hasta que «se corta» el mal.